Los tres hombres, residentes en L'Aquila, a unos 120 km al noreste de Roma, habían creado una célula vinculada a las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, según un comunicado de la policía.
Si cualquier otro atentado terrorista contra israelíes no fuera ya una afrenta personal, éste se sintió particularmente atroz.